yak42

Mientras RTVE.ES destacaba ayer en su portada la noticia de que el Consejo de Estado hace responsable al Ministerio de Defensa del accidente del Yak-42, RNE lo empujaba a la segunda parte de su informativo de las 14 horas, como si fuese esta una noticia menor.

Es difícil pensar que esto sea una simple disparidad de criterio periodístico cuando hablamos de un triste pasaje de nuestra historia que segó las vidas de 62 militares, cuando hablamos de un accidente envuelto en un tremendo escándalo por la negligencia de condenarlos a ese triste destino al embarcarlos en un avión que debería haber estado desde hace tiempo en el desguace, y en definitiva cuando hablamos de una noticia de tremenda relevancia política y social que salta de nuevo al primer plano de los medios, con toda una oposición pidiendo en bloque que Federico Trillo abandone de inmediato su actual y privilegiado puesto como embajador en Londres.

Desde UGT en CRTVE ya venimos denunciando que Alberto Martínez Arias, el actual responsable de informativos que en su día fue jefe de prensa de Federico Trillo siendo éste Ministro de Defensa (y por tanto responsable directo de la pésima gestión informativa en la tragedia del Yak-42), es muy dado a enterrar noticias que puedan afectar a su mentor o a sus allegados. Así lo dijimos cuando se silenciaron en RNE los mensajes entre los Reyes de España y el empresario López Madrid, que casualmente es íntimo amigo de Federico Trillo, silencio que también se producía cuando la noticia ya estaba presente en TVE y en el portal web de RTVE.

La reincidencia de Alberto Martínez Arias en esconder todo lo que pueda afectar a Trillo debería hacernos reflexionar sobre cómo es posible que un personaje como él siga decidiendo sobre los contenidos de RNE, sobre cómo es posible que siga ahí a pesar de las muchas denuncias que este sindicato ha puesto sobre la mesa a propósito de su nefasta gestión. Alberto Martínez Arias no sólo es un manipulador nato del silencio, sino también un acosador que persigue a quienes no comulgan con sus ideas, y que mantiene una particular guerra con un Consejo de Informativos que, por su naturaleza democrática, no entiende. En ese empeño pretendió utilizar este órgano para desacreditar a uno de sus miembros, poniendo en cuestión su buen hacer periodístico con unos argumentos y unos modos que solo dejan en evidencia su ignorancia como periodista y su mediocridad como directivo. Bajo su mando el descrédito más absoluto está minando los cimientos de RNE, con escándalos como el que causó con motivo de la muerte de Pedro Zerolo o las acusaciones de antisemitismo que tuvieron que padecer los que sí son profesionales de nuestra Radio Pública.

¿Hasta cuándo vamos a tener que soportar a unos directivos que sólo velan por los intereses del Partido Popular y de sus amigos? ¿Cuándo piensa empezar a actuar la Comisión de Control Parlamentario? ¿Le preocupa a nuestros parlamentarios como responsables de tutelar el buen hacer público de RTVE esta deriva al descredito y al mangoneo de la información? ¿O les da exactamente lo mismo? Y la sociedad ¿es posible que esté dispuesta a permitir todo esto? Cada minuto que permanezca Alberto Martínez Arias al frente de RNE es una losa de descrédito sobre nuestra Radio Pública.

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